LA EUCARISTÍA EN JAIME BONET Y EN EL VERBUM DEI
Familia Verbum Dei Mallorca
Antonio Velasco, 12 junio 2025
Mateo 6, 11: Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Juan 6, 51: Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
Lucas 22, 19: También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí.
Hechos 2, 46-47: No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
Lucas 9, 12-17: El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado». Él les contestó: «Dadles vosotros de comer». (…). Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.
INTRODUCCIÓN: UN PAN DE MUCHOS SABORES
Desde la Última cena de Jesús, y más aún desde su vida entregada al mundo, este Pan de vida, que es la Eucaristía, ha adquirido diversos y variados significados.
En el primer milenio los santos Padres hablaban de una manera integrada de Cuerpo de Cristo, Cuerpo Místico, Cuerpo Eucarístico: la vida histórica de Jesús estaba muy relacionada con el Cristo resucitado de la fe, con su cuerpo místico en la humanidad, y la eucaristía era signo y síntesis de ese amor hecho carne.
En el segundo milenio, se fue consolidando la teología sacramental, pero las polémicas surgidas en torno a Lutero y la Reforma, llevaron a una visión muy apologética de la Eucaristía en contraposición al protestantismo y a la sola Scriptura. De la fracción del pan se pasó a enfatizar más la adoración, la presencia real de Cristo, el significado sacrificial. Las reflexiones y discusiones teológicas, más centradas sobre la presencia real, transubstanciación, materia y forma, etc, a menudo nos alejaron del rico significado bíblico y, sobre todo, de esa dimensión personal y encuentro que conllevan los sacramentos y, que el Concilio Vaticano II redescubrió, así como también la dimensión comunitaria y participativa en la celebración.
La tradición, los santos, la devoción popular, sin embargo, han logrado encontrar durante toda la historia, una fuente veta de amor, de gracia y de significado muy rica en el misterio de la eucaristía. La liturgia eucarística, así como la adoración de Jesús en la eucaristía ha sido central en la vida de la Iglesia.
LA EUCARISTÍA DESDE LA EXPERIENCIA DE JAIME
El contexto inmediato de Jaime Bonet era el de una tierra, Mallorca, muy devota a Jesús Eucaristía y a María; tiempo, por otro lado, las heridas y la huella de la guerra civil española estaba todavía muy fresca en la conciencia de las personas. La familia de Jaime era una familia de profunda fe y raíces cristianas. Su padre, comenta Jaime, recogía niños de la vereda y les daba catequesis sacramental en su casa, y su madre, mujer muy apostólica, llevaba de la mano a diario al niño Jaime a la misa, al Santuario de la Consolación, y posteriormente, siendo Jaime sacerdote le ayudaba en las tareas de la Iglesia.
En los seminarios se respiraba todavía un fuerte espíritu martirial y había una gran expectativa mundial en torno a los Congresos Eucarísticos, donde se profundizaba la reflexión, la teología así como la devoción por la eucaristía.
La vocación de Jaime, a los 14 años, con el diálogo con Jesús Jaime en la Cruz y en la Eucaristía, marcan un antes y un después en su vida y le orientan hacia la vocación sacerdotal, al mismo tiempo que esa experiencia de fe y encuentro contiene una semilla del futuro Verbum Dei.
“En aquel tiempo, durante la Guerra civil española se quemaron muchas iglesias, se profanaba la Eucaristía, se llevaba a Jesús a casas de prostitución, etc. Y recordándolo le dije: - «¿Ves Jesús? ¡Esto no puede ser! Tú no debieras haberte quedado en el Sagrario así; “¿Por qué te has puesto así, en un pedacito de pan, indefenso?». «¿Quién te conoce, si eres el último del pueblo? Porque si Tú hubieras ido por las calles, si Tú hubieras hablado, si Tú, el más hermoso entre los hijos […].
(Y Jaime le dice): «Yo confío en ti, Jaime, está en tus manos mi destino, sálvame por tu amor»”.
Él me remitía a mí muy fuertemente diciéndome: «Jaime, y ¿tus pies?». «¿Te servirían, Jesús?». «Si tú quieres, serán los míos». «¡Pues, son tuyos!». - «Jesús, porque si Tú anduvieras por las ciudades y hablaras a la gente, al mundo, tu atraerías a todo el mundo». Él me respondió en mi corazón: «¿Por qué no me llevas Tú?». «Tus labios son mis labios». - «Y tú, ¿no puedes hablar, está muda tu boca?». «¿Te iría bien mi boca, mi lengua? Pues, ¡es tuya, Jesús!». - Él seguía preguntándome: «¿Y tu cabeza?, ¿y tu cerebro?». «¡Es tuyo!». Recuerdo una pregunta que le hice, que jamás la olvido: - «Entonces, ¿te agradaría, Jesús, ir por aquí, por allá, por las ciudades y por el mundo?». La respuesta era: «¡Me encantaría!». «Pues, ¡irás!; Jesús, irás porque mi vida es tuya. ¡Irás!». «¡Contigo, Jesús!».
Su periodo en el seminario es un tiempo muy fecundo y activo, donde el conocimiento y predicación de la Palabra de Dios, la liturgia y la adoración tienen un lugar central para Jaime.
Jaime es ordenado en Barcelona junto a 820 compañeros en la el XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona. El amor a la Eucaristía es indudable, aún más, es un bastión en su propia vida.
En su vida apostólica, después de la ordenación, Jaime se dedica de lleno a predicar y poco a poco va gestando un movimiento de predicación en torno a las Convivencias; de ahí surge una comunidad de consagradas, se consolida y expande, y en unos años surgirá el Verbum Dei.
Los sacramentos estaban integrados naturalmente en el dinamismo de la predicación: la confesión era el culmen del proceso de conversión y la Eucaristía (Hostia de amor) era el culmen junto con el Sí de María del anuncio y de la etapa de proyección.
En medio de su actividad apostólica, su vida es una cadena de citas con Jesús eucaristía, donde se va fraguando su persona, sus decisiones, sus obras y el fruto de su vida, y donde en diálogo con Jesús Eucaristía se fue gestando el Verbum Dei.
Posteriormente, ya fundado el Verbum Dei y en las primeras décadas de su ministerio, Jaime expresa una dimensión muy profética en su vivencia sacramental, sobre todo en confrontación con una visión eclesial sacramentalista, ritual y mágica. Por ello, busca formas de vivir los sacramentos desde la perspectiva de encuentro con Dios, y desde una predicación que lleve a la conversión, también en la vivencia de los sacramentos. Jaime insistía mucho en que Dios le había llamado a “evangelizar, no tanto a bautizar” (1 Co 1,17) por su pasión a la dedicación al ministerio de la Palabra. Las mismas eucarísticas, son para Jaime algo más que un rito: son momentos de oración, de fraternidad, de fragua de consagración y de misión.
Es importante detenerse en algún aspecto que Jaime vivió y transmitió al Verbum Dei, hasta convertir la Santísima Eucaristía en fuente de espiritualidad para la Fraternidad. La expresión que Jaime hizo logotipo en su predicación y que hizo revulsivo en su parroquia de Mancor del Valle fue: «Dios no quiere sólo adoradores sino imitadores». El tema Hostia de Amor recoge de una forma original el sacramento de la Eucaristía, invitando a “llegar a ser lo que recibimos” y “Dios no quiere tanto adoradores o admiradores como decididos imitadores”.
Jaime recogió a su modo la larga tradición sobre la Eucaristía y la fue asimilando y ofreciendo de un modo muy peculiar y genuino, en una fuerte integración del amor a Dios, a los hermanos, de la contemplación y la misión, de un amor personal y comunitario.
LA EUCARISTÍA EN EL VERBUM DEI
Desde el inicio del VD, la Eucaristía ocupa un lugar central. El tema “Hostia de amor” es el culmen de la predicación de las Convivencias, que se dirige a nuestra transformación en el mismo amor de Dios y poder ser sus apóstoles desde una entrega generosa. En la práctica del VD, la oración personal frente al sagrario, el rosario, la eucaristía son momentos que gestan nuestra vida misionera desde los inicios.
Desde la primera capilla en la casa de Obispo Maura, nuestras capillas se caracterizan por su sencillez, centralidad del sagrario y de Jesús eucaristía, en muchas un mundo, el rostro de María… Nuestras capillas, son una escuela de Nazaret: simplicidad, centralidad del sagrario, vidas que se transforman y se convierten en pan para el mundo, para el Cristo herido en la humanidad. Frente a Jesús, y en diálogo con Él, no estamos pensando simplemente en las cosas de Dios sino delante de un Amor personal que hace de cada momento en la capilla un encuentro interpersonal, transformante y misionero. Nuestras liturgias y celebraciones son, por todo ello, contemplativas, transformantes, misioneras…
Palabra y Eucaristía siempre están en el centro del Verbum Dei: la Palabra lleva a la Eucaristía, que es su culmen; la Eucaristía es la fragua, es fuente donde el apóstol se transforma en Palabra y en ella encuentra el ardor de la predicación. Cristo Eucaristía es la Palabra Viva, el Pan de vida, el Amor hecho pan… Nuestra vida está llamada a ser Cristo, a ser apóstoles-sacramento, ser sacramento de Cristo, como Jesús mismo es sacramento del Padre (EVD 47); el culmen de la predicación es la invitación a ser Eucaristía, ser con la Iglesia y en la Iglesia sacramento del Amor del Padre para todos los hombres, sacramento visible del amor invisible de Dios. A menudo utiliza una hermosa expresión que conlleva el carácter sacramental de nuestra vida y de la Iglesia: ser “humanidad de añadidura de Cristo”.
Las dimensiones fundamentales del Verbum Dei, nuestra identidad y vida fraterna, nuestra espiritualidad y misión, la consagración y la formación, están fuertemente impregnadas de una dimensión eucarístico y gestan una fraternidad misionera de sabor eucarístico.
LA EUCARISTÍA EN LA PREDICACIÓN DE JAIME
Jaime recoge el tema de la eucaristía especialmente en los siguientes momentos:
Charla Hostia de Amor desde el temario de 1959
La Charla de Ser Cristo está relacionada con el llegar a ser Palabra, ser Pan eucarístico
Ejercicios espirituales abordan siempre temas relacionados de forma distinta con la eucaristía
En momentos de liturgia y celebración hace numerosas moniciones y explicaciones mistagógicas
Documentos jurídicos VD: toca la eucaristía desde identidad, misión, espiritualidad, contemplación, amor fraterno, consagración, formación
Las fuentes de espiritualidad: Fuente de espiritualidad Eucaristía
Otros escritos: Poesías de Jaime a la eucaristía, Oraciones de sus cuadernos, textos sobre la eucaristía en los libros editados (A solas, Familiares de Dios, Así será tu descendencia…)
TEOLOGÍA EUCARÍSTICA DE JAIME
Durante la historia, la eucaristía ha sido un pan de muchos sabores (Cf. Ex 16), es decir, el tesoro de su misterio contiene muchas formas de poder comprenderlo y disfrutarlo, y así ha quedado registrado en la Tradición, en la vida de los santos, en el Magisterio, en la liturgia. Jaime ha recogido diversas facetas en torno a la Eucaristía que queda reflejado en su vida y en sus escritos:
Presencia de Dios, intimidad y comunión con Dios
La presencia real de Jesús en el sagrario, las continuas citas de oración (amor) con Jesús, van enamorando al apóstol. Es el encuentro vivo y personal con el Dios que nos dice: “Yo soy” “Yo estaré siempre contigo”. En la Eucaristía, Jaime contempla al Cristo Resucitado pero también su vida histórica, contempla a Cristo Cabeza y el Cuerpo, contempla a Jesús y a la Trinidad. Contempla a Dios que es, y contempla a un tiempo, su acción, su amor eterno y permanente: “Me amó y se entregó por mí”. Es contemplación de la presencia de Dios como zarza ardiendo, contemplación del Rostro de Dios (cf. Sal 27,8-9) que nos anticipa y ayuda a saborear la vida eterna, a Quien es fuente de la verdad, de la bondad, de la belleza, de la felicidad, y en definitiva, la fuente del más fuerte y puro amor.
Concentración y entrega del amor humano-divino de Dios
Cristo, vivo y resucitado en la Eucaristía
Cristo, Sacramento del amor del Padre en la Eucaristía.
Presencia viva y permanente de Dios Trinitario. La Comunidad, reunida en torno a la eucaristía, es quasi-sacramento de la Trinidad
Eucaristía, sacramento de fe, de la presencia y comunión con Dios y con los hermanos
Fuente de amor y de vida eterna; fuente del afecto, y de un amor enamorado; Alimento continuo del discípulo, apóstol, consagrado
EVD 222: La persona de Cristo, Sacramento del Padre, su carne y sangre hecha pan y vino, es el alimento propio con que Jesús ha querido singularmente atender a la vida divina de los hombres, uno por uno, hasta el fin de los siglos.
EVD 223: Nuestra vida discurre en torno al Sagrario, y el día cede el turno a la noche y la noche al nuevo día, en una sucesión continúa de citas amorosas con Jesús Eucaristía. Por nada del mundo queremos perder o dejar de aprovechar este derecho a tan grande amistad. Por iniciativa y decisión del mismo Jesús nos pertenece y nada ni nadie nos lo puede arrebatar ni impedir. Con el autor bíblico podemos, al unísono, cantar: “Encontré al amor de mi alma, le así y no le soltaré… mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado”.
DIR MOS 122. Las capillas de nuestras casas y centros de evangelización pretenden ser una expresión visible de nuestra espiritualidad. El Sagrario, la cruz, la imagen de María y el mapa del mundo son mucho más que algo decorativo. Son, sobre todo, una vivencia del misionero que escucha diariamente a Cristo que le habla de sus hermanos del mundo entero y que le lleva a querer repetir la entrega de Jesús Eucaristía. Además nuestras casas y capillas reflejaran la sencillez, austeridad y calidez de Jesús de Nazaret.
“A mí me ayuda mucho considerar la Eucaristía de modo semejante a una aparición de Jesús Resucitado a sus discípulos. Entre ellos y nosotros hay una gran diferencia, con ventaja para nosotros, porque ellos todavía no habían recibido el Espíritu Santo. Los mismos discípulos eran tardos en creer aun después de la resurrección. Por eso, yo no tengo ninguna envidia de ellos, ¿por qué? Por la situación privilegiada en la que me hallo, por parte de Dios. Una cosa es considerar la deficiencia de mi respuesta y, por tanto, la falta de fe por mi parte, y otra cosa es ver que jugamos con ventaja respecto de los apóstoles. Hay personas que dicen: «¡Qué distinto sería si yo hubiera estado en la situación de los discípulos!». No lo digas, porque sería un atrevimiento y una crítica injusta a Dios que te ha dado tanta gracia. Si ahora mismo os preguntara: «¿dudas tú de la Eucaristía?», diríais un «no» rotundo; hasta os parecería ofensiva la pregunta; en cambio los apóstoles, casi siempre que Jesús se les aparecía, estaban dudando”.
Sacramento y Presencia
En Jaime se entrelaza armónicamente la doble dimensión de la Eucaristía: celebración memorial de la pasión y muerte de Jesús, entrega voluntaria y anticipada (Misa) y como presencia en el sagrario que alimenta nuestra vida contemplativa-misionera. En su oración y encuentro con Jesús Eucaristía hay una fuerte identificación e integración de la figura de Jesús Nazaret, Jesús Resucitado en la Eucaristía y el Cristo Total; su máximo ideal es contemplar a Jesús hasta llegar a reproducir su mismo amor, hasta llegar a ser pan de vida, ser Eucaristía, hasta unirse a esa misma entrega y amor redentor.
Sacramento de la comunión y de la comunidad, del amor fraterno
La eucaristía es fuente y es el culmen de nuestra comunión fraterna. De ella bebemos, para que siendo uno con Cristo, formemos un solo Cuerpo. Ella es fuente de la comunión y fuente del amor fraterno, al estilo de Dios, al estilo del amor eucarístico. Es también el culmen de la vida comunitaria, es la fiesta de los hijos pródigos, la celebración del triunfo de la vida y del amor, es anticipación de la vida eterna. De ella nace una familia y una familia misionera, con un mismo deseo de crear el Reino.
Sacramento de la comunión de la fraternidad, del amor fraterno; significa y realiza la unión de todos los hombres y mujeres en Uno.
La celebración de la Eucaristía es el acto más fraterno, familiar y hogareño de la Fraternidad que junto con el Rosario van configurando nuestra fraternidad en sus dimensiones de eclesialidad, de universalidad.
Sacrificio redentor permanente que hace posible la comunión con Dios y entre los hermanos
Sacrificio de la “nueva y eterna Alianza” donde los matrimonios misioneros encuentran la raíz de la que brota, que configura interiormente y vivifica desde dentro su alianza conyugal.
CFMVD 73. La Santísima Eucaristía significa y realiza la unión de todos los hombres y mujeres en Uno. Su fruto propio es la comunión. Es el sacramento y sacrificio fundamentalmente constitutivo de la fraternidad cristiana. Alimentado del Pan eucarístico, el apóstol se va haciendo hermano de toda la humanidad, creando así fraternidad universal.
APUNTES DIR 3: Con este mismo Amor de la Iglesia de Cristo pondremos todo nuestro interés y estima en ser uno con las distintas Diócesis, Congregaciones e Institutos, así como con todos los hijos de Dios de todo el mundo con los que formamos el verdadero Cuerpo de Cristo. Por Cristo, con Él y en Él, renovaremos nuestra consagración y unión al Misterio Pascual de Cristo, con la ofrenda a la gracia feliz de la Santísima Eucaristía, uniendo nuestra carne y sangre a la patena y cáliz del Señor en la Santa Misa diaria que ávidamente.
DIR MAS 65: Nuestra espiritualidad contemplativo-misionera es esencialmente eucarística. La Eucaristía es la fuente, centro y culmen de nuestra vida. Orar delante de la Eucaristía es una gracia. Es una escuela de presencia, amistad, disponibilidad y comunión: un amor que se encarna haciéndose fraterno y universal. Al participar diariamente en la Eucaristía nos unimos a Jesús, con el pueblo de Dios, ofreciendo nuestros trabajos, éxitos y fracasos y poniéndolos en la patena, para que Dios los consagre y dé a nuestra vida una transcendencia más allá de lo que podemos vislumbrar.
DIR MOS 234. Cada día garantizaremos al menos dos momentos fraternos: 1. Un momento de compartir y vivir la fe juntos en comunidad, al menos uno de estos tres: la celebración de la Eucaristía, la oración de la mañana o el rosario. 2. Una comida al día en la que nos encontramos a la mesa juntos, de modo distendido, para disfrutar de la compañía unos de otros y del don de que estén los hermanos unidos356.
DOC I y M FAMVD 65.2: La Eucaristía es el manantial que significa y realiza la comunión de todos en Uno. Es el sacramento y sacrificio fundamentalmente constitutivo de la Iglesia y, por tanto, de la FaMVD. La Eucaristía es para la FaMVD fuente y culmen de su vida fraterna y misión. El encuentro vivo, cercano e íntimo con la persona de Cristo en la Eucaristía convierte nuestras jornadas en ecos prolongados de la palabra viva que hemos escuchado de su boca. De este modo, la FaMVD, alimentada del Pan eucarístico, se va haciendo hermana de todos los hombres, creando así una familia universal.
DOC I y M FAMVD 80. Con el espíritu de la primera comunidad cristiana, la FaMVD se reúne alrededor de la mesa de la Eucaristía: en torno a la oración en común, la fracción del pan, la comunión fraterna de los bienes y la enseñanza. Así, en un mismo amor eucarístico, nos convertimos en germen de pequeñas comunidades evangelizadoras que van trasformando el mundo desde la fuerza de la Palabra de Dios.
Fragua de transformación del apóstol y de las nuevas creaturas
La eucaristía es una fragua, donde el apóstol se va transformando según el amor de Cristo, haciéndose uno con Él, un solo amor inmortal. Nuestra transformación precisa de tiempo y de proceso, y la eucaristía es como un seno materno donde se va gestando una nueva creatura, los discípulos y apóstoles de Jesús. La meta y modelo, llegar a ser eucaristía. Es también fragua donde se va purificando lo que no es de Dios, lo que no es amor verdadero en nuestra vida; fragua de nuestros pensamientos, de nuestros afectos y de nuestra voluntad, donde vamos aprendiendo a construir nuestra vida como un sí al Amor.
Fragua de Amor y de consagración del apóstol; modelo de imitación del apóstol: nuestro ideal es llegar a ser amor eucarístico
Lugar de traducción y transformación en nuestra carne de las verdades de la fe
Seno donde se gesta la nueva creatura a imagen de Cristo
EVD 227: La Eucaristía es la fragua en donde, en íntimo diálogo transformador, se forja la genuina personalidad del discípulo de Cristo. Ahí toma de Él directamente, de su misma carne y sangre, la fisonomía interna y carácter peculiar, el linaje elegido y sacerdocio real. Los convocados y elegidos forman la nación santa y el pueblo adquirido, alimentado por el mismo pan y el mismo cáliz constitutivos de la fraternidad cristiana. Es la presencia real de Jesús Eucaristía entre nosotros y en nosotros, quien elabora incesantemente la esencia y el vínculo de comunión vital de toda la Fraternidad.
BI 25: Como la participación del Cuerpo y Sangre de Cristo hace que “pasemos a ser aquello que recibimos”, cristificándonos, la Santísima Eucaristía constituirá el centro de nuestros más acendrados afectos, el manantial de nuestra vida fecunda y la firmeza de una vida de paz y alegría imperturbables.
EVD 224: Observamos que nuestra intimidad e ilusión recíproca con Jesús se quedaría a mitad de camino y que tal diálogo y amor sería muy mediocre e infantil si nos limitáramos a adorar la Eucaristía, admirar el colmo de este amor de Jesús hasta el extremo y nos quedáramos contemplando y admirando. Muy lejos andaríamos del ideal y meta a que Jesús aspira en nosotros en su Sacrificio eucarístico y en su permanencia en el Sagrario. Jesús más que adoradores y admiradores, pretende y busca decididos imitadores.
EVD 226: Nuestra vida contemplativa–activa, acopla y conecta fuertemente ante el Sagrario, toda su formación y dinámica apostólico–misionera. En la Santísima Eucaristía traducimos y transformamos en vida las verdades de la fe que debemos vitalmente propagar, hasta que “todos tengan vida y la tengan abundantemente”.
“Tanto tiempo delante de Jesús Eucaristía nos va asimilando y transformando en esa misma vida y amor que Él nos ofrece: Con Jesús y como Él dando las mayores pruebas de su amor hasta dar la vida hasta la cruz. Llegando al fin, dando como Él, por los extremos, ser Eucaristía, lo mismo que recibimos tantos miles de veces. Y es que Jesús nos sigue insistiendo que comamos de Él y que de Él bebamos. Hasta «que nuestro vivir sea Cristo». Para que no nos demos a nosotros mismos a los demás, sino que, al entregarnos, al dar nuestras vidas, les demos a Jesús en nosotros y puedan tener vida y tenerla abundantemente. No es, pues, deseo de Jesús que le admiremos ni sólo le adoremos sino que le imitemos en el ser y en el aparecer: Signo que sea sacramento, que signifique y que contenga, difunda y contagie todo su contenido: La vida misma de Dios”.
“Muchas veces, meditando la Eucaristía, asombrado digo: "Pero, ¡qué inventiva, Dios mío! ¡Cómo te las arreglaste para quedarte con nosotros y podernos tratar de tú a tú en nuestro interior! En la Eucaristía Él se anonada al máximo, no pinta nada. Por esto, los teólogos y santos, como Santo Tomás de Aquino, dicen: "En la cruz, estaba oculta su divinidad, pero en la Eucaristía está oculta su humanidad". No hay duda de que, en la Eucaristía, Cristo se mete en nuestro cuerpo incrustándose como un anticuerpo; algo semejante a lo que conocemos en medicina que, ante un microbio, escondido en el interior del cuerpo y que no hay manera de eliminarlo desde fuera, se introduce un antídoto para provocar la lucha entre los dos microbios: "¡A ver quién gana aquí!". ¿Quién gana a tu pecado, a tu egoísmo, a la soberbia, a la avaricia, a la lujuria? Si dejas que la Eucaristía, como un antídoto, actúe en ti quedas liberado”.
“Aquí ya llega, de nuevo, en la Eucaristía. Llega, pero ya está. Está y no se va porque es. Es y me da su Ser. Estoy con Él, pero ya no estoy, soy con Él porque soy Él y Él que es, es Él en mí. ¿Quién de los dos está? ¿Quién de los dos es? Es Él, porque es siempre y es para siempre. Y es gozo y es vida y es amor. Y es el que es. De mí nada queda, un puñado, no de polvo ni de corrupción. No. Soy un pedazo de Dios, un puñado de gratitud. La misma gratitud, que es verdadera humildad, debe reconocer que lo que queda de mí no es polvo. No hay nunca pesimismo, derrotismo, negativismo. Si fuera así, no sería contagio de Dios; sería buscar a Cristo entre los muertos, estar entre los muertos: ¿por qué lloras? Nuestra vida pasada puede ser sombra que abrillanta aún más el Dios que está en nosotros. Soy un pedazo de Dios, un puñado de gratitud. Gratitud es mi Evangelio”.
Amor eucarístico fuente de la consagración
La eucaristía es la fuente de la consagración, modelo de los consagrados, a la vez que posibilidad de poder vivir una consagración feliz y plena. Sin un fuerte amor afectivo, sin una asimilación a la misma entrega y amor de Jesús, es imposible vivir una consagración y vida de entrega permanente. En nuestra unión con Jesús Eucaristía, el Espíritu Santo nos va consagrando (epíclesis) y separando para Dios, para la misión a la que nos envía.
EVD 228: En la Eucaristía, verdadero costado abierto y entraña viva de Jesús, se gesta y forma la nueva criatura, el hombre nuevo, reproducción del mismo Cristo en el hombre creado a su imagen. Y ahí toma su sentido y dimensión la pobreza, obediencia y castidad perfecta, en el seguimiento de Jesús para imitarle con la máxima fidelidad.
EVD 229: En la misma carne y sangre de Jesús el ser de su discípulo queda consagrado todo y sólo en el amor puro y perfecto del Señor. Feliz con Jesús y como Él, correrá su misma suerte y destino en el mismo pan entregado por nosotros y en la sangre derramada por todos. Con Él y como Él, nuestra vida seguirá los pasos del Cordero para quitar los pecados del mundo.
EVD 293. La profesión realiza el gran Sacramento –y este es su sacramento, el de Cristo con su Iglesia– que hace de los dos una sola carne y un solo espíritu. Toda la persona consagrada por los votos pasa a ser carne y sangre de Jesús en su misma patena y cáliz. Formamos ya una sola hostia y víctima con Él, reproducción de su Amor eucarístico, universal, gratuito, sacrificado e inmolado para salvación de todos. En Jesús y con Jesús la persona así consagrada pasa a ser vida de precio y destino redentor.
CFMVD 91. La pobreza, obediencia y castidad perfecta de los miembros célibes en el seguimiento de Jesús para imitarlo con la máxima fidelidad, toman su sentido y adquieren su dimensión en la Eucaristía, verdadero costado abierto y entraña viva de Jesús. En ella se gesta y forma la nueva criatura, reproducción del mismo Cristo en la persona creada a su imagen.
BI Formula consagración: Con el deseo vivo de ayudar y ser ayudado al máximo a ser Sacramento de Cristo, Palabra de Dios, expresión viva del amor del Padre ante los hombres, “hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz”. Reproducir mejor su Amor Eucarístico, para que conozcan todos que somos discípulos suyos y convivamos más abundantemente su Comunión, compartiendo entre todos la vida y el gozo de la Trinidad. Así sea.
Pasión misionera. Nuestra vida hecha pan.
La eucaristía es fuente de la eclesialidad y de la universalidad, fuente de nuestra pasión misionera y del deseo de una entrega hasta el extremo. Enfrente del sagrario escuchamos continuamente que Jesús nos dice: “Dadles vosotros de comed” (cf. Mc 14,13-20). En la eucaristía aprendemos y deseamos a partir nuestra vida para la vida del mundo. Nuestra oración frente al sagrario es siempre oración apostólica, es omnia verba trandenda contemplare, es asimilación del amor de Dios que se transmite del mismo modo que se ha recibido.
EVD 225: Nuestra asistencia al Sacrificio eucarístico ya no nos consiente seguir como meros espectadores. Recibimos la llamada constante a ser partícipes y actores de la misma ofrenda y consagración para transformarnos en el mismo Amor eucarístico que recibimos, hostia, ofrenda permanente y víctima viva con Jesús y como Él.
DOC I y M FAMVD 68. La Palabra de Dios y la liturgia, se integran en nuestra vida desde la peculiaridad del carisma Verbum Dei. El dinamismo de la Palabra nos lleva espontáneamente a una vivencia litúrgica, sacramental, celebrativa; alimentándonos de la Palabra y del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, nuestra vida se va trasformando en alimento, en sanación y vida para muchos. A la luz de la Palabra, buscamos que la sencillez, profundidad y belleza de la liturgia conduzcan a nuestros hermanos a un verdadero encuentro con el Dios vivo y a hacer de nuestra vida una verdadera liturgia del apostolado.
DIR MAS 9. Viviremos nuestro apostolado como una liturgia. Nos alimentaremos cada día del cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía y en su Palabra; de este modo nuestra vida se hace alimento, sanación y vida para muchos. Al predicar la Palabra de Dios ofreceremos a Cristo mismo como alimento.
DIR MATR 70: La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiano. En este sacrificio de la “nueva y eterna Alianza” los matrimonios misioneros encontramos la raíz de la que brota, que configura interiormente y vivifica desde dentro, nuestra alianza conyugal. Por ello, tenemos la Eucaristía como centro de nuestra vida personal, matrimonial, familiar y misionera, ya que llamados a ser sacramento del amor de Cristo en medio de nuestro mundo somos conscientes de que al acercarnos a recibir este santo sacramento “comulgamos para llegar a ser lo mismo que recibimos”: sacramento de comunión.
LA EUCARISTÍA Y LAS OTRAS FUENTES
La eucaristía, en Jaime, irá unida estrecha e indisolublemente a las otras fuentes de nuestra espiritualidad: a la inhabitación de la Trinidad, a María, al Cuerpo Místico de Cristo.
EVD 221: En el sacrificio y sacramento de la Eucaristía se concentra y se nos entrega el amor divino–humano de nuestro Dios. Y se nos renueva de forma gráfica y palpable la presencia real de la Trinidad en nosotros. (cf. CFMVD 72)
EVD 233: María es la persona elegida por Dios y así presentada y entregada por Jesús para ser nuestra verdadera Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre”. María es la herencia querida de Jesús que nos da en sucesión y cuyo recuerdo vivo nos transmite diariamente en la Eucaristía.
EVD 82: Nuestra vida contemplativa de unión con Dios no tendría sentido, sería estéril y constituiría un antitestimonio, si no nos comprometiera vitalmente con esta humanidad doliente de Jesús actual en los hermanos que sufren y que, sin voz, nos gritan por su Cabeza, Jesús Eucaristía, en nuestro diálogo íntimo con Él en la oración diaria.
“Con mayor razón, en la Eucaristía, ¡qué bueno unirse con María! Es un motivo más fuerte, porque en el Cuerpo de Cristo parece que retorna el de la Virgen. Por otra parte, la Eucaristía es una prolongación del sacrificio de la cruz. Fue allí donde se nos dio como Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». «Hijo, ahí tienes a tu Madre» (cf. Jn 19,26-27). Vayamos viviendo, recibiendo y asimilando esta paz que engendra pureza, virginidad, fortaleza, que es pan de los mártires y es una garantía muy grande”.
EVD 209. Guiados por la misma Palabra de Dios y el sentir de nuestra Madre la Iglesia en bien de todos sus hijos, nuestra espiritualidad y vida de piedad estará evidentemente, como la de Jesús, orientada hacia el amor y gloria del Padre, bajo la luz y guía del Espíritu Santo, con la ayuda constante de María y centrada en la Eucaristía y la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo.
“Cuando llega el momento de la Eucaristía, ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación y, con Jesús, ofrecemos nuestra vida, que es para el mundo. Por eso, al decir: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo», somos conscientes de que el mundo necesita a Cristo y necesita que se le borre y elimine el pecado. Por eso, uno le pide: «Prepárame bien, porque mi vida está destinada a eliminar rencores, odios, enemistades y a arrimar el hombro para contribuir con Cristo a quitar el pecado del mundo”.
BIBLIOGRAFÍA SOBRE LA EUCARISTÍA
Documentos del VD
Breve ideario: 20,25,33,
Estatutos. 82, 209, 212, 221-229, 233, 242, 280, 293
Constituciones 2012: 29, 67-68, 72-74, 91
Apuntes pro directorio: 3,4, 40
Directorio Misioneras: 9, 24, 63, 65
Directorio Misioneros: 19.2, 100, 108, 119, 122, 132, 234
Directorio Matrimonios: 31, 70, 71
Documento Identidad y Misión FAMVD: 65.2, 68, 80
Citas bíblicas de referencia:
Éxodo 16,12-36: cada día recogeréis el maná…
Mateo 6,11: Danos hoy nuestro pan de cada día…
1 Co 0,17 un mismo pan, muchos miembros, un solo cuerpo…
Juan 6,27-32: Yo soy el pan de vida… el que come mi carne…
Mc 14,13-20: Dadles vosotros de comed….
Lucas 22,7-20; 1 Co 10,17: Tomad y comed todos de él… es mi cuerpo que se entrega (rompe) por vosotros… Nueva Alianza
Lc 24, 13-25: Se les abrieron los ojos y le reconocieron al partir el pan
Hch 2, 42-47: Eran constantes en la fracción del pan…
Referencias importantes del Magisterio
Vaticano II: SC 2, 10, LG 3, 11
Nuevo Catecismo de la Iglesia nn. 1232-1419.
Juan Pablo II, Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia (2003)
Benedicto XVI, Exhortación apostolica posinodal Sacrosantum Caritatis (2007)
TEXTOS DE JAIME SOBRE LA EUCARISTÍA
ANTE EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA, 26-8-1999. SIETE AGUAS
Ante el sacramento de la Eucaristía, Jesús, queremos darte gracias al final del día por la plenitud de luz, de amor y de cariño que hemos podido experimentar y palpar en tu contacto vivo con nuestro corazón.
Solamente la fe nos da la luz para poder descubrir esta intimidad, este contacto vivo con todo tu Ser. Tú, que con tu sola presencia y el contacto con la orla de tu vestido podías curar a los enfermos, evidentemente, nos darás esta fe suficiente, para curar en nosotros toda flaqueza, toda debilidad, todo pecado, para que, limpios de corazón, podamos verte «tú a tú, cara a cara»; podamos dialogar contigo, conocerte íntimamente y quedar seducidos y cautivados por Ti.
Hoy podemos reconocer y agradecerte el precio que das, que has dado y sigues dando, hasta el fin de los tiempos, a aquellos que Tú eliges en bien de toda la humanidad, y el ser contado entre ellos. Y, aunque no correspondamos con aquella fidelidad que deseamos, Tú descubres en nosotros el deseo, las ansias, el interés de corresponderte hasta dar el fruto abundante y permanente, por el que Tú nos has llamado. Este fruto que permanece, aun cuando nuestro cuerpo ha terminado ya su misión en este mundo de representarte vivo, palpable y audible, a todas las gentes que Tú nos confías.
Ayúdanos, María, a comprender al Dios que Tú llevaste en tu seno y que santificaba a las personas a tu paso, en tu presencia, como a Juan Bautista, el primer misionero de Jesús. Que comprendamos a este mismo Dios que tenemos también nosotros, todos los días, de una forma sacramental.
Que seamos conscientes de que recibimos la presencia viva de nuestro Dios creador, de nuestro Dios redentor, de nuestro Dios santificador. Que de Ellos aprendamos vivamente su Palabra, su Vida, su Amistad, el mismo Amor pleno que tuviste en Ti, Madre.
María, llena de gracia, reconocemos tu plenitud de gracia en nuestra oración que te repetimos tantas veces y en la que te añadimos que intercedas por nosotros pecadores. Tú sabes que nos pueden las tendencias adquiridas, los vicios, pero queremos superarlos totalmente hasta ser cada día más semejantes a Ti, con plenitud de gracia en la misma perspectiva de las generaciones que Tú cantas y llenas de felicidad por tu «sí» y por tu gran limpieza de corazón.
Así como el mismo Dios nos eligió en Cristo, tu Hijo, antes de la fundación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, en la presencia de Dios, en el Amor, María, Medianera de todas las gracias, contamos con esta ayuda, con este poder tuyo, para poder, así, ser acompañados por Ti, como el mismo Jesús, en el desempeño de la misión que Él nos confía.
«Acompáñanos, María, con tu entrañable Amor de Madre, para que nuestra consagración a la Palabra viva de Dios y propagación de la misma, sea un manantial continuo de Vida eterna por generaciones».
A todos los elegidos para este encuentro, ante Jesús sacramentado, ayúdalos, Madre, a tomar conciencia de la obligación, del deber y del derecho que tienen a repartir y compartir la Vida de Dios. Sobre todo en sus hogares, con los más próximos y con aquellos que de continuo están presentes en el mismo hogar, en su mente, en su corazón y también físicamente. Dales este calor de hogar que todos queremos y cuya garantía y seguridad es la presencia de la Mamá de todos, para la unión y comunión de toda la familia y de toda nuestra gran familia de Dios.
Madre, Madre de la Iglesia, Madre de toda esta familia, Madre de cada uno de los hogares, cuenta con nosotros para que todo nuestro ser sea un sí, un Fiat, un eco fuerte y vivo de tu «sí» a la propuesta y al proyecto de Dios que Tú supiste mantener firmemente.
Intercede ahora por nosotros, para nuestro cumplimiento fiel del mismo proyecto de Dios, teniendo la misma fidelidad tuya. Madre de los creyentes, que siempre fuiste fiel, danos tu confianza, danos tu fe.
Es muy conveniente que los papás y mamás cada día tengan ante Dios, ante la Trinidad y la Virgen, el recuerdo vivo de su cónyuge, de cada uno de los hijos, nominalmente, uno a uno, delante de Dios. Él espera la participación viva de cada uno, de los padres y madres en bien de sus hijos y de la descendencia que Dios les tiene preparada. Cada uno elige la Vida para todos ellos y para su gran descendencia por los siglos y generaciones.
Que cada uno recuerde a toda la Fraternidad. Que tengáis un compromiso entre vosotros, los hogares, pues esta es la finalidad de la Fraternidad, de la Familia Verbum Dei: un compromiso de ayudarnos, de responsabilizarnos de los propios hijos y también de los hijos, familias y hogares de cada uno, en cualquier momento que se precise, en todo momento, con nuestra mente, nuestro corazón y nuestras oraciones. Y también recordemos a la Iglesia, la gran familia universal de Dios y de María en toda la tierra.
Jaime Bonet: LA CARNE DE DIOS, HECHA PAN DE AMOR
El amor de pide cercanía e intimidad
El amor pide cercanía e intimidad —no consiente la separación— se deja "conocer". El apóstol y Evangelista, Juan, aquél a quien Jesús amaba y revelaba fácilmente los secretos de su corazón, empieza así la descripción de la última Cena del Señor: "Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn. 13,1).
He ahí el misterio de amor más grande de Nuestro Dios. El sacramento de los sacramentos, de toda nuestra fe. El sacramento, gran sacramento de nuestra fe y de nuestro amor, por el que se nos da en entrega permanente el autor de nuestra fe y de los sacramentos.
Sacramento de nuestra fe y de nuestro amor
Oh, sagrado convite en el que se gusta y se alimenta de Cristo —entrega y recuerdo vivo de su Pasión— el alma se llena de Gracia y nos da la prenda de la gloria futura. Es el pan del cielo que contiene todo deleite. "¡Oh Dios, que en este admirable sacramento nos entregas el recuerdo-presencia viva de tu mayor prueba de amor!, te pedimos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de la Redención" (de la Liturgia Eucarística). Y como recoge S. Agustín: "El sacramento de nuestra piedad, signo de unidad, vinculo de caridad" .
La obra de nuestra Redención, dirá por su parte el Concilio, se efectúa, cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz, por medio de la cual Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado"
"En efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está Yahveh nuestro Dios siempre que le invocamos? (Dt. 4,7).
Porque nuestro Dios —que mil gracias derramó— vistió de sus maravillas esta tierra, en dirección a la Casa del Padre, hogar eterno de amor, quiso hacer de los pueblos uno, a semejanza de la unidad divina —de un Dios en tres personas— y dio al hombre inteligencia y amor, para que trabajara esta unidad y solidaridad, con los vínculos y dones que descubre el hombre entre sublimes fuerzas de la creación, para establecer esta unión y mutua relación, que Dios ha prometido y enriquecido. Radio, teléfono, televisión, euro-visión, etc. son medios normales por los que el hombre multiplica su voz y la presencia de su imagen en miles y millones de lugares en todo el universo, sinfonía admirable del amor de Dios, con que ameniza el peregrinar de los hombres, por este mundo, como preludio del cántico eterno de amor a que nos llama y para el que nos prepara.
El que así revistió de belleza y poder la breve vida mortal, de paso en esta tierra, volcó toda su inteligencia, amor y poder, en atenciones, cuidado y amores, a nuestra vida eterna inmortal, de su mismo rango. Porque la hizo capaz de su misma felicidad y heredera de su misma raza y sangre; y coheredera con Cristo de todo su patrimonio eterno infinito-inefable.
Esta entrega y dedicación de todo el saber-poder y amor, de un Dios infinitamente sabio, poderoso y amor infinito por esencia, a sus hijos los hombres, lo expresa, pues, el Evangelio de Juan con las antes dichas palabras con que inicia la descripción de la Cena Eucarística: "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo (entregándoles todos los dones de la creación, y sabiendo todas las cosas) los amó hasta el extremo". No pudo ni supo darles mayores gracias y se dio a sí mismo, pero hasta el extremo de su amor, fuente de todo Amor, de toda santidad, de la infinita perfección en el Amor. De este Amor Eucarístico han bebido todos los santos, durante todos los siglos y a diario y en Jesús Eucaristía han podido saborear, cada día un Amor Nuevo, cada vez, más poderoso y deleitable, con que el hombre, por vía de alimento, va siendo transformado en lo mismo que recibe: amor-vida, puro, como de Cordero sin tacha ni mancilla.
Y aquí, en convite, con el mismo Jesús hecho carne y ahora hecho pan de amor, el hombre puede revivir, no en palabra y en imagen sino real, física y personalmente presente, todas las escenas y pasajes del evangelio, de la encarnación, vida, muerte y resurrección de Jesús. Porque como nos dice la misma Palabra de Dios. El mismo Dios se brinda y autoinvita y entrega con esta actitud permanente e invariable: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo" (Ap. 3,20).
Aquí, pués, en la Eucaristía, se hacen realidad todas las promesas y proyectos del infinito Amor de Dios, y se entregan de forma afectiva y efectiva y personalmente a cada uno de los hombres. Con tal que cada uno abra consciente y voluntariamente la puerta de su corazón con noble rectitud de intención y limpieza.
Porque al llamar a nuestra puerta nuestro Creador, Redentor y Santificador. viene con todo su ser, saber, poder y amor. Y así sólo Amor, siempre Amor y todo Amor, sólo por Amor y en son de Amor, se autodona y autoentrega. Por lo mismo con su llegada a nuestra casa, como en la casa de Zaqueo, pecador, llega la salvación a casa de cada uno (Le. 19,2-10). O como a su llegada a la tumba de Lázaro, llega la Resurrección y la Vida, al fondo de nuestro corazón (Jn. 11,1-12). Con tal que nos acerquemos con fe y amor al gran Sacramento de nuestra Fe y del Amor de los amores, que guarda cuanto queda de amor y de unidad.
Llegando, por la Eucaristía, a nuestros corazones, el Autor de la Gracia y de los Sacramentos, ahí se nos aplica y renueva toda agua viva de la gracia, que contienen todos los sacramentos que hubiéramos recibido. Y por lo mismo se ratifica la invitación y llamado a confirmamos y ratificarnos, en la abundante gracia sacramental, por lo que quedamos consagrados al Amor. Es el Amor esponsalicio al que nos unimos para siempre, con el sello indeleble y eterno de la alianza del Amor eterno de Dios siempre fiel e invariable.
La Eucaristía y Comunión, es pues, el gesto vivo de la entrega de su Amor, siempre en acto en que, con la vivencia siempre actual del Amor primero, puedo saborear presente en mi el Amor que no tiene fin, siempre nuevo, inédito, plenificante y transformante de todo mi ser, que hace de mi carne y sangre, un solo y mismo Amor inmortal, eterno, de gozo y felicidad imperturbable en progresión indefinida y eterna.
La Eucaristía es la mirada fija del Amor infinito que se aplica a toda mi vida para transformarla en Amor. Cada vez, pues, que uno es invitado al sacrificio y sacramento Eucarístico se debe saber y sentir invitado y llamado a ser todo Amor, siempre Amor y sólo Amor, conforme al mismo amor que recibe. Y debe saberse y sentirse enviado a entregarse como Cordero, sin mancha ni egoísmo. Esto es todo amor y sólo amor, para transformar en amor, todo el pecado del mundo. Pues no es necesario ser impecables, santos para acercarnos diariamente al sacrificio y sacramento del Amor, sino que es imprescindible y necesario acercarnos al Amor Eucarísticode Jesús para vencer al pecado y ser realmente santos.
El Sacrificio Eucarístico, es la invitación jamás interrumpida a participar del mismo sacrificio: "Este sacrificio mío y vuestro". (Sacrificio= Sagrado hacer). Invitación a hacer sagrado. Consagrar toda nuestra persona. Es el culto verdadero el que quiere Dios, y para el cual instituye el sacrificio y sacramento del Amor: y por lo que El personalmente permanece en ofrenda y Hostia permanente. Como profetizaba Malaquías "Desde la salida del sol hasta su ocaso se ofrecerá una Hostia pura".
Para que todos podamos elevar todo nuestro ser, de la tierra al cielo y transcendamos de humanos en divinos, de naturales en sobrenaturales, de hijos de los hombres en hijos de Dios, santos y perfectos en el Amor como "perfecto" y santo es nuestro Padre del cielo. He ahí el motivo de la consagración diaria, permanente de Jesús ante nosotros, por nosotros, y con nosotros: Así Jesús se ofrece al Padre y así le suplica: "Padre, conságralos en la verdad, —en mí y conmigo—. Tu Palabra —yo mismo— es la Verdad. Yo por ellos me consagro a mí mismo, para que ellos también sean consagrados" (Jn. 17,17-19).
He ahí la interpretación de Pablo: "Os exhorto, pues, hermanos por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual" (Rom. 12.1).
Ciertamente a Dios no le interesan nuestras cosas que ya son suyas, y que nos ha entregado, para facilitarnos el acceso y entrega nuestra al altar. No le interesan las ofrendas de pan y vino, tanto como la ofrenda de nuestras vidas. Pues el pan y vino Eucarístico son instituidos y consagrados para nosotros más que nosotros para la Eucaristía... Para que nosotros seamos la Eucaristía, la ofrenda y la hostia, la consagración, por la transformación, en el sacrificio de todo nuestro ser. Y ser todo y sólo hostia de Amor, para llegar a amar como Jesús ama. Y alcanzar los extremos de su Amor.
Pues, también nuestras largas horas de sagrario tienen como fin principal, no adorar, reverenciar, acompañar y rogar a Jesús Eucaristía, sino sobre todo imitar, reproducir y transformarnos en su Amor. Vamos al sagrario y ante El en comunión con el Amor Eucarístico de Jesús, permanecemos no estáticos sino envueltos en el dinamismo de su amor (imitad lo que adoráis) Asimilando, su ser. Amor hasta el extremo. Y a la vez las propiedades y cualidades de este Amor Eucarístico, que es para la comunión, que es el fin propio, según la materia y forma del sacrificio y sacramento de la Eucaristía.
Es por lo mismo la Sma. Eucaristía el Sacramento de la comunidad, por la calidad de Amor que nos entrega. Y por la actitud de acogida permanente con que recibe nuestro amor tarado, manchado, impuro y corrompido, con el objeto de consagrarlo por su mismo amor puro y fuerte, para alimento y vida, para comunión de todos capaz de fecundar fraternidades como germen de Amor en todo el Reino y pueblo de Dios.
Este Amor Eucarístico es como el corazón de toda la comunidad, que establece un ritmo circulatorio del amor, como el corazón en la sangre del cuerpo humano, por cuyo impulso y ritmo la sangre, que arrastra impurezas y microbios, es constantemente purificada e impulsada, limpia, para vitalizar a todo el cuerpo. El amor propio desordenado, el orgullo, es una mala hierba que brota y rebrota hasta la tumba, y que el Amor Eucarístico tiene que quemar a diario.
La actitud de Jesús en su amor Eucarístico además de entregarnos este Amor de comunión, alimento y vinculo de la comunidad, nos infunde el sello y estilo propio del amor comunitario a todos los niveles: familia, pueblo. Iglesia. Porque es Amor extremadamente gratuito, sacrificado, universal, silencioso, sufrido, inconsiderado, a menudo olvidado, profanado, traicionado y vendido, por sus amigos, sin que su entrega falte ni mengüe. Es un Amor entregado a la suerte del cariño o desprecio, uso o abuso, acogida o rechazo de los amigos y enemigos; dándose, sin demora a todos sin acepción de personas, ni discriminación alguna.
Es el amor que quisimos sustituyera a todos los amores de carne y sangre. Jesús Eucaristía, se consagra, se entrega, así ama, para que nosotros nos consagremos, así nos entreguemos y así con este amor nos amemos, para formar la Comunidad que El quiere y que este mundo necesita. Para que vivamos abundantemente y seamos donantes de Vida en abundancia. Para que seamos amor y engendremos Amor-vida por generaciones.
"Señor aquí estoy. Grano de trigo soy segado y trillado en tus eras. Señor cuando quieras me puedes moler, que yo quiero ser polvillo de harina que forma tus hostias de amor. No tardes si quieres Señor, oh mi Dios molinero, echa a andar tu molino harinero, y muele tu trigo que quiero ser hostia de amor. Señor, que te espero, empuja la rueda, ¡dolor!, y muele tu trigo, y amasa la harina, que quiero ser hostia de amor".
"Y años y años esperándote llevo; y una vez y otra vez en esta espera, granó la espiga y floreció el almendro: y "una vez y otra vez en esta espera, me asomé por las tardes al sendero. Y sin embargo seguiré esperando. Y todavía mientras que te espero, cuidaré de que haya estrellas en tus noches y luz en tus auroras y frutos en tu huerto".
FRASES DE JAIME SOBRE LA EUCARISTÍA
Tema 28. Eucaristía, sacramento de Comunión
1. Jesús se ha quedado en la Eucaristía con la sola actividad de amar y nada más, amando hasta el extremo para enseñarnos a amar como Él.
2. El Amor auténtico no varía nunca, no hay quien lo cambie; así es el Amor de Dios, invariable.
3. El Amor es amor en toda circunstancia y a lo que va es a la comunión.
4. Ni el amigo ni el enemigo ni el perseguidor ni el que me odia, nadie me disminuye el amor a Dios.
5. No cede el que tiene más virtud ni menos virtud, sino el que tiene más conciencia, más amor y el que es más Cristo.
6. Es evidente que cualquier pequeñez, un simple caprichito del yo, es suficiente para romper la comunión.
7. La comunión entre los hermanos no se rige por la razón. Se rige por la fe en Cristo.
8. ¿Quién cede en la familia? Muchas veces el que tiene que ceder es el papá o la mamá, el que tenga más amor, el que sea más Cristo.
9. Nosotros somos para la comunión, para la fraternidad y estamos dispuestos a lo que sea con tal de no romper la unidad.
10. Como Jesús ve que le necesitamos, se queda en la Eucaristía.
11. El que tiene fe, sencillamente, cede el timón de su vida a Jesús sin esperar al final de su vida, sino desde que se encuentra con Él.
12. Nuestra vida, para que funcione, ha de ser al estilo Cristo, es decir, que uno esté dispuesto a partirse, antes de que se rompa la unidad.
13. Lo que nos unifica a todos, el centro de todo es la Eucaristía, es Cristo.
14. Nosotros somos para el Amor; a este fin apuntamos y hacia ello orientamos nuestra vida y la de todos.
15. ¡Qué distinto vivir para dar vida, a vivir para dar muerte!
16. Somos para el Amor, para el Amor eucarístico.
17. Solo hay un distintivo: el Amor eucarístico entre los discípulos, formando un solo corazón y un alma sola, una verdadera comunión.
18. El yo es el único cáncer que rompe el Cuerpo de Cristo.
19. Todavía más humillante que la Cruz, es el estado de Jesús en la
Eucaristía.
20. En la Eucaristía, Jesús, necesita de nuestras manos, necesita de nuestros pies, necesita de nuestros labios, de todo nuestro ser.
21. La plenitud de la Divinidad, todo el Amor Trinitario, residía en el Cuerpo de Cristo.
22. Cada Eucaristía es un nuevo Pentecostés, la venida del Espíritu Santo que, por la consagración, hace posible que puedas tomar el Cuerpo de Cristo.
23. Primero, tengo que tener comunión con Él, porque, al no tenerla, no seré comunión para nadie.
24. No cualquier tipo de fraternidad ni cualquier tipo de unidad y comunidad es la que nos identifica como cristianos.
25. ¡Hazte Eucaristía! El asistir a la Eucaristía, a la misa, es para hacerte Eucaristía.
26. No te dejes llevar por la gente, déjate llevar por un Cristo crucificado, por un Cristo Eucaristía y haz de tu carne la mayor prueba de amor.
27. Todo lo que hagamos al hermano le afecta y me afecta. El no amarle le rompe y me rompe.
28. El que pierde la vida por Cristo es el que la gana.
29. Dios propone y el hombre dispone, contrariamente a cuanto pudiéramos pensar.
30. Serás feliz si puedes sustituir el amor propio que mata, por el Amor que da Vida.
Tema 29. Eucaristía la mayor prueba de Amor
8. El lenguaje de los hechos es un lenguaje de Dios tan fuerte como la Escritura o más.
9. «Comulgamos para pasar a ser lo mismo que recibimos» (LG 26).
10. Comulgamos para ser Cristo con su misma intencionalidad.
11. Para ser otro Cristo tenemos que dar la vida, como la mayor prueba de amor.
12. Los papás son este Cristo dispuesto a dar en cada momento la mayor prueba de amor.
13. Quien ama no tiene horarios, duerme cuando puede y se organiza la vida en función de su trabajo y su misión.
14. ¡Qué dicha si podemos ser otro Cristo! Es el motivo y la razón por los que Jesús se ha quedado en la Eucaristía.
15. Lo que pretende Jesús es que tú seas lo mismo que Él: Pan de Amor.
16. El contacto con Cristo va transformando todo tu ser y te adentra en la comunión con Él.
17. ¡Ama a lo Cristo! Y sobre todo no te limites; da tu vida, haz de tu vida un don, un regalo.
18. Tu misión es hacer de tu vida don, dando lo que has recibido, el don de Dios, que es la Vida eterna.
19. ¿Por qué no traducir cada pedazo de tu carne y sangre, de tu cerebro en don de Dios?
20. Jesús te dice: «Cuento contigo. Mi suerte está en tus manos, en multitud de hermanos, hijos tuyos».
Tema 30 Eucaristía, Hostia de Amor
1. Que seamos también nosotros otro Cuerpo de Cristo en el que habite la plenitud de la divinidad.
2. Nosotros somos las hostias consagradas que Él quiere, que Él necesita.
3. El deseo de Jesús era que sus discípulos fueran tan amados por el Padre como Él.
4. ¡Qué grande! ¡Qué gran realidad «ser otro Cristo»!
5. Todo bautizado es otro Cristo.
6. Dejada esta morada temporal, que se destruye y se desmorona, vas con todo tu ser y con toda tu vida a una Vida superior.
7. Un solo grano de trigo da sementeras.
8. El que ama la vida de este mundo se expone a perder la otra.
9. No tenemos que tener miedo de las turbaciones.
10. Los familiares son los primeros a los que tenemos que hablar de Dios.
11. El mundo está como está porque ignora el contacto con Cristo.
12. Al final de la meta, está la Cruz.
13. La mayoría de veces nosotros olvidamos la trascendencia de nuestras vidas.
14. ¡Matrimonios, tenéis una gran suerte al ser llamados a evangelizar!
15. La Iglesia de Cristo empezó con familias.
16. ¿No podría yo conocer a Cristo y cambiar mi vida, según mis posibilidades?
17. ¡Entregarnos como pan y como vino, como pan de Dios y bebida de salvación!
18. La participación en la Eucaristía es lo que te lleva a la santidad.
19. Tú puedes ser un manantial de Vida para el mundo.
20. No hacemos unos Ejercicios por hacerlos. ¡No! La persona decide su vida en ellos.
21. ¿Quién me separará de Ti? Te aprehendí, te así y no te soltaré.
22. El que te rechaza, igualmente le rechaza a Él.
23. Quiero ver en ti los ojos, el corazón, la mirada de fe de Jesús.
24. Él tiene esta gran ilusión de ofrecerte al mundo como Él se ofrece.
25. Comulgas para llegar a ser lo mismo que recibes, lo mismo: Cristo.
26. La ilusión de Jesús es que le digamos: «Cuenta conmigo».
27. Lo que Dios a cada uno de nosotros nos ofrece es poder ser hostia de Amor.
28. ¡Que sea nuestra vida lo agradable, lo perfecta, lo santa que Dios quiere!
29. ¡Cuántos, en la historia, hubieran deseado tener lo que vosotros tenéis y no lo tuvieron!
POESÍAS DE JAIME SOBRE LA EUCARISTÍA
EUCARISTÍA
Quisiera Señor,
ser hoy una espiga
de ti muy amiga,
trillada y molida,
mi Dios labrador.
Quisiera ser hoy
Puñado de harina
de harina la flor
en Ti convertida
en Hostia de Amor.
Quisiera Señor
ser de uvas racimo
pisado, exprimido,
mi Dios viñador.
Quisiera ser Pan,
quisiera ser Vino
y darme contigo
y a todos servido
en tu mismo Amor.
Señor que te sigo.
No temo al lagar
ni temo al molino,
ni el horno encendido
de tu corazón.
Que prenda tu ardor
y en tu Amor fundido
tomar tu sabor
y a ti muy unido
ser hoy ya servido
gustado y comido
del mundo de hoy.
Quisiera Señor,
contigo ser Uno,
unir los hermanos,
ser cuerda y ser nudo
y hacer de mis manos
tus lazos de Amor.
y hacer de mi yo
manjar oportuno,
de fiel servidor.
Como te comulgo,
ser comunión.
Quisiera Señor,
ser hoy el cordero
que corre al degüello
tras del pecador
dejando un reguero
de sangre, de amor.
Ser gracia y perdón,
de mi corrupción
hacer un venero
del más puro amor.
Señor, que te quiero,
Te quiero, mi amor.
Y ¡cuánto te quiero!
Tú sabes Señor,
yo cuanto te debo.
A ti hoy te entrego
mi ser todo entero.
Soy tuyo, mi Amor.
Te quiero, te quiero,
te quiero mi Amor.
Cuando te venero
El Amor hasta el extremo
Cuando te venero,
te miro y te beso,
en contemplación
cabe al sacramento
de tu Amor extremo,
suprema expresión
de tu “gran deseo”,
divina ilusión
de tu Amor eterno:
¡Hacer pan tu Amor!
todo me prosterno
en adoración,
con mi frente al suelo,
con gran confusión
de mi yo soberbio,
ridículo, obsceno,
del que me avergüenzo
por mi vano honor,
ante tal exceso
de anonadación
de tu estamento:
Estado perpetuo
de humillación,
inaudito invento,
divina obsesión
y logro perfecto
de enamoramiento
del que puede un Dios:
El Amor Inmenso,
ser pobre, indefenso,
mendigo, sin voz,
sin talla ni peso,
amando en silencio:
ser del pecador
de orgullo deshecho,
el fiel compañero,
continuo, casero;
y en su interior
latir en su pecho
y hacerte el menor,
el último del pueblo.
Mas con la intención
de ser mi modelo,
el camino cierto
de la perfección,
el único completo
del Amor perfecto.
Extrema lección
de tu Magisterio,
perpetuo pregón
del mandato expreso
de tu Vida-Amor;
sin variación,
sin ningún arreglo
de ningún autor
ni de otro maestro;
ni bajo el pretexto
de darte un honor
a tu plan opuesto,
porque es traición
al tuyo propuesto,
como condición
de tu seguimiento
a tu invitación
de quien de Ti en pos
será seguidor
en todos los tiempos
y sin excepción
de razas y pueblos.
En la humillación
de tu Sacramento
de infinito Amor,
de tu Amor extremo,
presentas el reto,
el golpe certero
al mundano honor,
al orgullo fiero,
el gran corruptor
de tu propio Cuerpo,
mortal división
que rompe tu Reino
y es la corrupción
en que yace muerto.
Tú eres la razón,
el vivo fermento
del único alimento
de comunión
que nutre tu Reino
de un mundo mejor,
de este mundo Nuevo,
el de tu Amor,
del amor fraterno.
En el sacramento
de tu Amor extremo,
pasas de Señor
a esclavo y siervo,
y de Redentor
pasas a ser preso,
de libertador,
te haces prisionero.
Mi Jesús, Amor,
del Amor extremo,
dame, por favor,
aunque no merezco
lo que hoy te ruego
con todo fervor:
de mi pobre cuerpo
de vil pecador,
hecho contrición
y agradecimiento
por tu gran perdón,
hazme tu copón,
tu sagrario abierto,
Custodia de honor,
hazme de tu fuego
un volcán de Amor
siempre en erupción,
que esté siempre ardiendo,
el cálido seno
para gestación
del Hogar inmenso
de hijos de Dios,
ambiente hogareño
que les dé calor
de Amor siempre nuevo,
fiel transformador
del Reino del Cielo.
A Ti te reservo
todo lo que soy,
todo lo que tengo.
Toma la oblación
de tu pobre siervo
y hazlo sacramento
de tu mismo Amor,
de tu Amor extremo.
EL AMOR ESTA AHÍ - SANTISIMA EUCARISTÍA
Yo nací para el amor
y al nacer lo estoy buscando
sea a gritos o llorando
dadme el amor por favor.
Cuando aún no estoy hablando
ni me expreso ni aun ando
rompo ya con gran clamor.
Con sonrisa o con dolor
a todos voy reclamando
el amor estoy ansiando
dádmelo en voz de cantor
con caricias o besando.
Igual joven que mayor
continuare inquietando
si el amor no me va dando
me volveré agresor
corrompido y corruptor
y ¿Quién me ira curando?
Sin amor sigo enfermando
¿Quién será mi curador?
A tientas voy intentando
pero me voy desviando
de amor tan pobre y traidor
entre droga y falso honor
yo me voy desesperando
porque sigo empeorando
por ignorancia y error
y a veces por malhechor.
¿Quién me ira recuperando?
Solamente el Creador
y que me sigue creando
solo Él es el gestor
el único generador
del amor que voy buscando
Él es libertador
que me ira liberando
que ha todos está llamando
con esperanza mayor
y a todos está esperando.
De amor es el surtidor
que solo amor va manando
de amor es el sembrador
va en corazones sembrando
y a todos va fecundando
de su amor el calor
y es tan fecundo su ardor
que amor va multiplicando
y en amor va transformando
en Pan y Vino que es Dios.
A todos sigue invitando
y al paso que van gustando
de Eucaristía el sabor
ya se van enamorando
del único amor seductor
ante el sagrario adorando
pronto es adorador
y el amor va comulgando
dentro de su corazón
todo el día acompañando
siendo Eucaristía Amor.
Mi quinteto enamorado
María y Trino Dios
como el cielo iniciando
en feliz conversación
nuestro cuerpo es el sagrario
preferido del Señor
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