Escuela de Apóstoles
Temario Vida y Amor
Valencia, 1997
INTRODUCCIÓN.
¿”POR
QUÉ” Y “PARA QUÉ” DE LA ESCUELA DE EVANGELIZACIÓN?
¿POR
QUÉ?
La Escuela de Evangelización quiere
responder a las llamadas que recibimos del Padre, “que quiere sacar a su pueblo
de la esclavitud y opresión (Ex 3,7), de la servidumbre de la corrupción, para
hacerle partícipe de la gloriosa libertad de los hijos, para otorgarles las
valiosas y sublimes promesas, ser partícipes de la naturaleza divina (II Pe
1,4), al clamor de Jesús “Tengo sed” (Jn 19,28), a la invitación que nos hace
la Iglesia a la nueva evangelización[1],
al grito de nuestros hermanos, a la creación que espera anhelante la
manifestación de los hijos de Dios (Rm 8,19). ¡Hazme persona!.
Queriendo continuar el ejemplo del
Maestro que viendo la necesidad del mundo, de sus hermanos, se deja estremecer,
y conmover, porque les ve desorientados, como ovejas sin pastor (Mt 9, 36)
entonces, a sus amigos (Discípulos), a quienes les da a conocer todo lo que ha
oído del Padre (Jn 15,11), les envía a todos los lugares donde él pensaba ir a
anunciar el Reino (Lc 10,1).
A estas llamadas e invitaciones que
de él recibimos queremos responder a través de la evangelización[2]
por medio de la Palabra. “Pues somos conscientes de que la predicación de la
Palabra viva de Dios pone a las personas en contacto con Cristo[3].
Pues en Ella está la Vida (Jn 1,4), Por ella se nace a la Vida Nueva, pues en
Ella está el germen de Vida (1Pe 1,23), lo que anunciamos no es letra muerta,
sino la fuerza del Espíritu (2 Co 3,6), esta
Palabra que se nos ha confiado como administradores, es viva y eficaz, (Hb
4,12). Desentrañando y poniendo al descubierto lo más escondido del hombre y
elevándolo a su máxima perfección en el amor (Mt. 5,48)
El es la Vida que todos buscan a
tientas (Hech 17,28). Aunque en realidad no está lejos de cada uno de nosotros;
“pues en Él nos movemos, existimos y somos” (Hch 17.27-28). A este mundo, a
nuestros hermanos, que a pesar de sus innumerables rechazos de Dios, paradójicamente
le busca por caminos insospechados, y siente dolorosamente su necesidad (E.N
76)[4].
A este mundo que nos exige que les hablemos de un Dios con el que tratamos
familiarmente (E.N 76). lo que el Padre en lo escondido y secreto nos dice (Lc
12,3). Es Él que nos dice: “Hijo mío, hazte fuerte con la gracia de Jesucristo,
para que lo que has oído de mí, lo podamos confiar a hombres fieles que a su
vez sean aptos para enseñar a otros (II Tim 2,-2). “Id y haced discípulos a
todas las gentes consagrándolos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu
Santo, sabiendo que yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo” (Mt 28,19-20). Lo que hemos visto
y oído, eso, os lo anunciamos, para que también estéis en comunión con
nosotros” (1Jn 1,3-4)
¿PARA
QUÉ DE UNA ESCUELA DE EVANGELIZACIÓN?
Nos formamos en la escuela de
apóstoles, nuestro objetivo es “Vivir y
propagar el Reino, a través de fraternidades de vida evangélica que oren y
enseñen vivencialmente a orar”, a través de la predicación viva de la Palabra
de Dios. Teniendo claro cual es el objetivo y fin para el cual nos llama el
Señor, nos preparamos, para capacitarnos más y más para desempeñar fielmente la
misión, contagiar vida, hasta que cada uno vaya formando pequeños núcleos
comunitarios donde se transmita la vida , pequeñas comunidades de la Palabra ,
comunidades de vida evangélica que dan vida al Cuerpo de Cristo, como
correspondencia a su amor ¿Cómo te pagaré todo el bien que me has hecho?
Las escuelas de apóstoles o de
evangelización, intentan ser una respuesta a los signos de los tiempos y a la
llamada de la Iglesia a la nueva evangelización. El intento es capacitarnos
teológicamente lo mejor posible para dar razón de nuestra fe. No solo es
estudiar teología sino hacer teología desde el cambio epistemológico de la
compresión del estudio teológico como “tratado de Dios”, a la visión relacional
de “trato con Dios”[5],
por eso, la formación teológica la estructuramos en tres ciclos que van
enfocados para responder a estos objetivos, en el primer ciclo, en el que se
conocen las verdades de fe (tener fe), en el segundo, los tratados teológicos
(la fe que busca ser comprendida), en un tercer ciclo, la profundización de las
diferentes corrientes de pensamiento, para entablar diálogo maduro, cualificado
y misionero con el mundo.
A lo que se apunta es a formar
comunidades que se conviertan en Escuelas de Evangelización por la Palabra,
pues la fe al darla crece. Semillero de nuevos cristianos. Por eso nuestro
intento será el que cada persona se capacite para dar Vida Eterna a los demás;
esta es la máxima promoción en el amor, poder ser padres y madres de Cristo (Mt
12,49) en nuestros hermanos. Gestarles y acompañarle en ese proceso de
configuración con el Maestro (Ga 4,19). Madres que cuidan la vida de Cristo en
el otro, dándoles con el Evangelio mezclada nuestras propias vidas (1Tes
2,7-8). Pasar de lo que dice S. Pablo de simples “pedagogos” a padres.
Las asignaturas que corresponden a
los diferentes ciclos las estructuramos en cuatro, que responden a imperativos
de Jesús, para crecer en la Vida. Intentando que sea una Teología vivencial. El
primero es permanecer unido a él (Jn15), la oración. El segundo es
la vida fraterna manifestada en el mandato de Jesús: “Amaos” (Jn13,34). La
misión hace del tercer ejercicio la fuente más eclesial, por que como es
intención de su fundador la Iglesia nace para evangelizar: El “Id y haced
discípulos” se convierte en un mandato amoroso del Maestro (Mt 28,19). El cuarto ejercicio “la humillación” es el
secreto que le da sabor y gusto a todo lo demás. Pocos descubren, que en él,
esta el secreto de la eficacia de la oración, del apostolado y de la vida
común. Ya Jesús constantemente lo decía “Si el grano de trigo no cae en tierra y
muere no da mucho fruto, porque el que quiera ganar la vida la pierde ...”
cargar cada día con la cruz (Lc 9, 24).
Utilizaremos el método apologético[6],
dar razón de nuestra fe. Por eso nos formamos en teología. Se trata de dar
razón a través de la Palabra. No se trata de avasallar sino de despertar
interrogantes irresistibles en las personas. No es discutir, pelear, sino ser y
dar la palabra.
Siguiendo la línea misionera de las
primeras comunidades cristianas (1Pe 3,15): “Dad culto a Dios en vuestro
corazón, dispuestos en todo momento a dar razón de vuestra esperanza y fe a
quien nos la pida”; nos disponemos, pues, a prepararnos en estos dos sentidos:
dar culto a Dios, oración; disponernos a dar razón de la fe, predicación. Pero, no sólo “dar razón de nuestra
esperanza”, “fe”, sino intentando compartir, introducir lo que ellas son: reino
de amor, como vivencia y convivencia con Dios. No nos limitamos a una simple
oración, sino a una oración misionera[7]y
no a cualquier tipo de predicación, sino a la predicación kerigmática: Mt 4,17[8].
Y un kerigma que proiduce vida de Dios y como tal se convierte en difusora de
ella. “Creí por eso hablé” 2Co 4,3. La predicación kerigmática que forma
cristianos, que despiertan y forman comunidades cristianas, es lo más específico
de esta escuela.
Nuestra dedicación a la misión y a
este nivel de misión implica el seguimiento de Cristo con la radicalidad y el
compromiso que Jesús propone: Lc 9,57-62. y en la libertad que el discípulo
esté dispuesto a escuchar y a asumir, hasta hacernos sus seguidores.
Esta
intención también especifica y determina a los destinatarios de nuestra misión,
siguiendo los consejos de S. Pablo a su discípulo Timoteo: “confíalos a hombres
fieles, que sean capaces, a su vez, de instruir a otros” (2Tm 2,2) de tal
manera que el punto de mira de nuestra especificidad es la cualificación del
discípulo para la mayor eficacia en la evangelización. Esto es lo que llamamos:
“hacer - hacer”, “amor de promoción”, hasta
que cada discípulo pueda llevar su propia escuela, hasta ocupar el puesto del
Maestro.
Es imposible entender este nuevo
estilo del “quehacer” teeológico sin un ejercicio real de la misión; porque es
la oración y la interpretación de los signos de los tiempos los que dan las
claves hermenéuticas de la nueva evangelización.
La Escuela de discípulos son, como
lo han sido siempre comunidades que se desarrollan como ondas expansivas
partiendo de un mismo eje, hasta hacer de todo el mundo Reino de Dios[9]. La madurez del discípulo no es sólo cuando sigue a
Jesús, sino cuando desarrolla e imita a Jesús en su misión: ser padres y
madres, semilla de nuevos cristianos. El arma ofensiva dejada por el Maestro es
la Palabra (Ga 6,17).
El método práctico de funcionamiento
de la escuela es el siguiente: dentro de los cuatro ejercicios citados
(oración, vida común, apostolado y humillación) seguiremos el siguiente orden.
El trabajo lo distribuiremos así: el
primer día daremos el tema predicado kerigmáticamente; el segundo,
orar, trabajar el tema personal y comunitariamente con la correspondiente
tutoría hasta apropiarme el tema, vivirlo y contagiarlo; y en el tercero,
un ejercicio práctico de predicación: Escuela de charlas.
Este cuaderno (temario) está
incompleto, le falta la cuarta parte. Tienes en tus manos tres partes divididas
de la siguiente manera: objetivo, esquema y fundamentación; una charla modelo;
incidencias en el discipulado. Falta completarlo con la propia charla, o con
tus charlas, porque cada tema puede estar aplicado a diferentes públicos (esto
es lo que se llama afición al carisma recibido, preparación remota, lo que dice
Pablo “aviva el carisma recibido por mi imposición de manos” (2Tm 1,6). El
temario lo damos por terminado cuando tú, al final de la escuela lo puedas
completar.
Este temario, debe ser el arma de
nuestro apostolado, en el movimiento que llamamos de convivencia, en la que
todos debemos participar activamente. Convivencia,
como lo veremos, es el lugar adecuado que le proporcionamos a la gente para que
nazca a esta vida de Dios, que en la escuela crecerá hasta su plena madurez. Es
necesario, pues, preparar estos “lugares de nacimiento” bien. Se necesita,
pues, oración y disciplina en la predicación para que el Espíritu Santo pueda
actuar con toda su fuerza.
Anexamos también para tu ayuda un
elenco de bibliografía:
Obras generales:
La Biblia
Concilio Vaticano
II
Catecismo de la
Iglesia
Documentos de la
Iglesia: encíclicas.
El contagio de
los santos: Escritos y biografías
Diccionarios
teológicos: bíblico...
Obras más específicas:
Constituciones y
Estatutos de la comunidad
Líneas
fundamentales del temario (1996)
Temario escrito
(1964) J. Bonet.
Discipulado
Valencia (!996), sentido de las escuelas
Esquemas y
charlas dadas
SÍNTESIS DE OBJETIVOS, CONTENIDOS E IMPLICACIONES
EN BASE A LOS CUATRO CURSILLOS DE 1996
INTRODUCCIÓN AL TEMARIO
INTENCIONALIDAD
DEL TEMARIO
El fin al que
apunta el Temario es la plenitud del hombre en Cristo. SER JESÚS es el supremo
ideal que, con toda justicia, presentaremos para todo hombre en nuestra
predicación y apostolado. Por eso, tendremos siempre como punto de mira el que
toda persona pueda seguirle en su misma misión como sacerdote, pastor y
maestro, derechos conferidos por el propio Bautismo. Buscaremos de la forma más
eficaz hacer discípulos que guarden su Palabra y que, a su vez, enseñen a otros
a guardar y anunciar. Nuestro objetivo, pues, será el formar apóstoles-maestros
o formadores de otros discípulos a través de la Palabra.
RAZÓN DEL TEMARIO
El Temario
pretende ser el cuerpo de doctrina fundamental que constituirá nuestro
catecismo básico. Tratará de formular el fundamento y núcleo de nuestro
carisma y misión. Más allá de ser un manual para la predicación, es lo que
tengo que vivir si quiero mi máxima realización, mi supremo ideal, si quiero
dar a entender quién es Dios y revelar su genuino rostro, si quiero de verdad
ser Cristo y formar verdaderos discípulos suyos de todas las gentes.
FUNDAMENTO DEL
TEMARIO
Todo el
contenido de nuestra predicación estará fundamentado en la Palabra de Dios, la
persona de Cristo, la voluntad de Dios y el Magisterio de la Iglesia. Fundado
no en la letra ni en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios; constituirá
la base firme de nuestra fe y el alimento básico que queremos enseñar de una
manera vivencial a los discípulos.
FORMA DE
PERSONALIZAR EL TEMARIO
Toda la
predicación arrancará siempre de la oración y de la intimidad con Cristo. Tanto
para la oración como para la predicación, no buscaremos novedades fuera de lo
que constituye el núcleo de verdades que queremos vivir y anunciar. Desde la
oración diaria, cada verdad resultará siempre nueva y actual, por lo que el
mismo temario lo daremos siempre de una forma novedosa. Nuestro prolongado e
intenso ejercicio diario de oración, estudio y ministerio de la Palabra no
podrán menos de renovar incesantemente, ampliar y enriquecer estos temas
básicos y esenciales de nuestra vida y predicación.
ADAPTACIÓN
Es
imprescindible, en la predicación de conversión, que la Palabra se aplique y se
adapte a la situación del público. Para ello se precisa que la verdad, primero,
sea profundamente orada, asimilada y encarnada en el apóstol para que éste,
según la situación de los oyentes, la pueda aplicar con toda la fuerza. Es
necesario la conveniente adaptación de estas verdades a las distintas
idiosincrasias, lugares y tiempos.
IMPLICACIONES
Cada verdad de
fe tiene muchas implicaciones para la vida. Se trataría de buscar estas
implicaciones sobre todo en referencia a los cuatro ejercicios de nuestra
espiritualidad: oración, amor fraterno, humillación y predicación, de forma que pueda ser complemento de nuestra
formación en la Escuela de Apóstoles. No se trata de que los discípulos
solamente aprendan esquemas o charlas de memoria sino que también las oren, las
asimilen y las hagan vida propia. Nuestras Escuelas de Apóstoles no se
reducirán a la letra de estos temas. Servirán, sí, para unificar nuestro
espíritu, carisma y objetivo de nuestra misión.
PRIMER CICLO
TEOLÓGICO
Las verdades de
nuestro temario coinciden con lo fundamental del Evangelio y del Credo de
nuestra fe. Tanto para nuestro convencimiento como profundización, precisaremos
fundamentarlo en la Sagrada Escritura, en la Tradición (Santos Padres) y en el
Magisterio de la Iglesia. De aquí que lo que constituiría el temario como
nuestro catecismo básico se iría desarrollando procesualmente en los distintos
ciclos de formación, tanto en amplitud como en profundidad dando lugar a
versiones más elaboradas que terminarían por concluir en un manual teológico adaptado
a nuestra misión y vocación específica.
A partir del
Temario y de todas estas implicaciones con la Escuela de Apóstoles se trataría
de ir vertebrando toda nuestra teología, teniendo como intencionalidad la
formación de maestros de apóstoles.
EL TEMARIO:
SÍNTESIS DEL EVANGELIO EN CLAVE DE VIDA Y AMOR
En toda
predicación para la conversión se impone el conectar con los oyentes. Para que
presten atención es necesario partir de un punto de interés común que sea
aceptado por todos y que sirva de puente para llegar a la fe. Es la dinámica
propia de la Encarnación, que a través de los sentidos y razón lleguemos a la
fe (para que a través del amor visible seamos arrebatados al amor del
Invisible).
Partimos pues,
de lo más apetecido y coreado por todos: la Vida-Amor. Las dos palabras de
mayor contenido de todos los diccionarios e idiomas. Los dos términos más aptos
y adecuados para Dios, el único verdaderamente conocido por lo que es: Vida y
Amor (Nota B. J. a 1Jn 5, 20). El hombre, el mejor retrato de Dios, creado a su
Imagen y Semejanza, tiene como valores supremos su vida y su amor. Más aún, su
vida se reducirá y resumirá en lo que sea su amor. El amor constituye, en
efecto, la vida y esencia vital del
cristianismo, la identidad, esencia del mismo Dios, el distintivo y contraseña
de la verdadera religión cristiana.
El Temario,
desde el principio, tiene ya en mente, la intención, que se concreta y aclara
posteriormente: Desde el amor que uno busca y apetece, llegar a ser el Amor que
se da en Cristo, Enviado y Maestro de Apóstoles. La verdad esencial necesita
ser muy repetida y de muchas formas presentadas para ser entendida,
comprendida, asimilada y vivida.
FORMA DE APLICACIÓN DEL TEMARIO PARA
UNA CONVIVENCIA
LA CONVIVENCIA
La convivencia
es el método que consideramos más eficaz para llevar lo más rápidamente posible
a las personas a Cristo. Mediante la predicación kerigmática y vivencial de las
verdades esenciales del cristianismo resumidas en el temario de Vida-Amor, buscaremos que las personas, a la
luz de un encuentro vivo con la Palabra, puedan empezar a vivir y convivir su genuina identidad, en un
clima de fe y oración, de caridad, alegría y sencillez evangélicas.
OBJETIVO GENERAL
- Que tengan un
encuentro vivo con Cristo y se decidan a vivir en plenitud los derechos y
deberes del Bautismo.
- Que puedan
reproducir los Misterios de la Vida de Jesús histórico hasta la mayor prueba de
amor: Jesús crucificado y Cristo Eucaristía.
- Despertar y
acrecentar su celo apostólico y responsabilidad por todos los hermanos, tomando
conciencia de la situación del Cuerpo de Cristo-Iglesia y a vivir implicados en
su Redención universal.
- Que puedan
reproducir a Cristo como Maestro de Apóstoles, Cabeza, Pastor, Padre.
- Que puedan
empezar a formar parte de la escuela de apóstoles para recibir una intensa
formación con el ideal de hacer rendir al máximo sus talentos, para su
perfección propia y una mayor influencia apostólica en todos los ambientes.
ETAPAS
La convivencia se distribuye en tres etapas:
PRIMERA ETAPA.
PRESENTACIÓN DEL IDEAL
Se busca
presentar el proyecto y plan de Dios sobre el hombre: la identidad y el fin de
todo hombre es llegar a ser Amor, llegar a la perfección de su ser, el Amor
Perfecto: ser Cristo. Se apunta pues a que la persona se decida a reproducir a
Cristo en su misión con la mayor fidelidad. Cristo nos invita a ocupar su
puesto, asumiendo el lugar de Cabeza, Pastor y Esposo en su Cuerpo la Iglesia.
SEGUNDA ETAPA.
RUPTURA DEL IDEAL Y CONVERSIÓN
En esta etapa
se quiere llevar a la persona a que entre dentro de sí misma , confronte su
realidad personal con el ideal que Dios le propone y tenga un encuentro con la
misericordia de Dios que le lleve a reorientar toda su vida, pasando a
colaborar activamente en el Proyecto de Dios.
TERCERA ETAPA.
SEGUIMIENTO Y PROYECCIÓN
Una vez
reconstruida la persona por la gracia, reinicia la vida nueva en el Espíritu.
Se trata de estrenar la vida de Seguimiento y la Misión de Cristo. Tras la
llamada de Cristo, la persona opta por reproducir y encarnar su Amor personal y
comunitariamente y la resolución de anunciarle haciendo, a su vez, discípulos
suyos.
IMPLICACIONES
-Exclusividad
de nuestra misión:
Para vivir radicalmente nuestra
misión es esencial que nos convenzamos de su urgencia, necesidad, especificidad
y exclusividad. El mundo actual nos lanza un reto: la especialización. Hay
muchas vocaciones y carismas en la Iglesia. A nosotros, Dios nos llama a ser
especialistas-maestros en la oración y ministerio de la Palabra. Hemos de
consagrarnos con todo el ser y formar discípulos totalmente consagrados a la
Palabra: enseñando a orarla y anunciarla. Es diferente dedicarnos
“exclusivamente a esto” o dedicarnos “entre otras cosas a esto”. Tiene que ser
una dedicación total que excluya otras tareas e intereses. Esta exclusividad y
especialización nos tiene que llevar a perfilar nuestra misión con gran finura
de conciencia y dedicación total de mente y fuerzas. A nosotros, la Iglesia nos
pide esta respuesta íntegra y consagración total.
Para responder a esta llamada
del Espíritu, no se trata simplemente de preparar charlas bien argumentadas,
sino que es algo mucho más de fondo: que la misión nos constituya por dentro.
Se trata de tener toda la mente y corazón ocupados en la misión. Sólamente en
la medida en que amemos a Cristo de verdad, con un amor auténtico e
inteligente, tendremos necesidad de predicar y contagiar a tiempo completo.
Esto implica un estilo de vida determinado (siguiendo a Jesús de Nazaret en su
vida y en su misión) y una oración que nos seduzca y cautive y a la vez, nos dé
argumentos para vivir y dar la vida.
-Integración oración - predicación
Nuestra predicación reflejará el
nivel de nuestra fe y de nuestra oración, de ahí la íntima conexión y
dependencia recíproca entre la oración y la predicación. Según sea nuestra
oración así será nuestra predicación. Nos podríamos cuestionar sobre nuestra
oración: ¿Por qué no salimos más cogidos por la Palabra? ¿Por qué nuestra
oración no tiene más fuerza interpelativa? Vemos que, sin dejar el aspecto
afectivo y oblativo (esencial en toda oración para que vaya configurándonos con
Cristo), a veces adolece de falta de argumentación y de poca meditación, que es
lo que podrá darnos razones fuertes y convincentes. No es que tengamos que
hacer charlas en la oración, sino más bien que, como el alimento que la madre
absorbe y adapta en su propio ser al hijo que tiene en sus entrañas, nuestra
oración diaria tiene que poder convertirse en alimento de fácil adaptación a
los diferentes oyentes de nuestra predicación. Esto supone una actitud activa y
receptiva. Ni una oración sensiblera ni simplemente razonadora, sino una
oración profunda y enraizada en nuestro ser apóstol de Cristo que, siendo
primero alimento válido para mí, pueda transformarse a su vez, en la medida en
que lo asimilo, en alimento válido para los demás.
-Forma de nuestra predicación
Prepararemos la predicación de forma
que los hombres se ilusionen por asimilar la verdad, conozcan a Cristo y vivan
de él. Si nuestra misión es llevar a la gente a Cristo para que le conozcan, le
sigan y a su vez puedan mover a seguir a otros, nuestra predicación se centrará
en la conversión a Cristo. Se trata de una predicación kerigmática. No es el
centro de interés el cómo exponer la verdad, sino cómo convencer. El objetivo
es sacar el fruto en los oyentes. ¡No nos encorsetemos en un esquema, en una
línea o enfoque del Temario, vivamos el espíritu y la intencionalidad de Jesús!
¡Vivamos del Amor divino, pobres, castos, obedientes, con un nivel de radicalidad
afín, que se concreta, sobre todo, en nuestra calidad y exclusividad en la
misión!, (aquí se especifica el seguimiento de Cristo), teniendo todos un mismo
amor y un mismo espíritu. El predicador ha de tener siempre creatividad. El
enfoque y elección de los temas dependerán del Espíritu Santo y necesidad de la
gente.
La predicación kerigmática que forma
discípulos que a la vez hagan lo mismo. Despertadores de la vida de Dios en el
otro, como Jesús es el fruto más específico de nuestra misión y escuela de
apóstoles.
-El fruto a conseguir y la forma de lograrlo
Lo importante es apuntar a la
conversión, a que sean otros Cristos y lograr constantemente que otros lo sean.
Para esto necesitamos una actitud de revisión constante, tanto de nuestra
oración como de nuestra vida, pues esto no se improvisa. Cuando nuestra
predicación manifiesta cierta improvisación y superficialidad, es porque nos
falta, entre otras cosas, una argumentación más clara; libertad para no
dejarnos dominar por el público dándole lo que le agrada; y sobre todo,
claridad en la intención, entrañas maternas que gesten con responsabilidad a
los hombres a la vida de Dios. Hemos de ser capaces de llevar a las personas,
de manera convincente, a las verdades de fe que tienen que vivir y anunciar.
Hemos de conseguir: 1) Decir lo que
debemos y queremos decir; 2) Decirlo como debemos para dar el fruto (tan
importante como el contenido es la forma y tono del anuncio); 3) No dejarnos
llevar por el público, sino llevarlo nosotros a Cristo.
Todo esto supone saber la verdad,
sentirla, orarla, vivirla y vibrar por ella. Ya hemos dicho que no se trata de
la exposición de un tema; hemos de dar el alimento que esa gente concreta
necesita, aclarándole sus dudas, viéndose el público reflejado en las charlas,
dialogando y respondiendo a la gente. Porque de eso se trata: de un diálogo de
Dios con los hombres y en ese diálogo el apóstol es la Palabra (de ahí que sea
importante no pasar por alto detalles como visibilidad, el tono adaptado al
lugar, la compostura, etc.). Sabiéndose el apóstol todas las “notas”, así, lo
que hace es pulsar las teclas o tocar las cuerdas convenientes según el
público, componiendo la “melodía” que conviene.
[1]Cf. Floristán, C. PARA COMPRENDER LA EVANGELIZACIÓN. Verbo
Divino, Navarra, 1993,
[2]Cf. Exhortación Apostólica de Pablo VI y la Encíclica de Juan
Pablo II: Evangelii Nuntiandi y Redemptoris Missio, respectivamente.
[3]Constituciones de los Misioneros Verbum Dei.
[4]Cf. Mardones, J.M. Posmodernidad y cristianismo, Santander,
Sal Terra, 1988. Esplugues, Salud (tesis doctoral)
[5]RATZINGER, J. Tarea e compito della Teologia, Jaca Book.
[6]Cf. Voz “Apologética” del Diccionario de Teologia Fundamental,
Latourelle, Fisichella (dirs.). Ediciones Paulinas, Madrid.
[7]Llamamos oración misionera a la oración que el Maestro nos enseñó:
Jn 17 y Mt 6,9-13; que nosotros resumimos en este proceso: Escuchar
creyentemente la Palabra; Entenderla, Conocerla; y Obedecerla. Sabiendo que
termina el ejercicio de la oración cuando hacemos lo que él nos ilumina:
“Felices seréis cuando lo pongáis en práctica (Jn 13,17).
[8]Kerigma: palabra predicada por el apostól, enamorado, que produce
lo que contiene, salvación (Hch 2,22-23)
[9]Jn 17: -Jesús ora con el Padre (1-5), por su comunidad (6-19), por
las comunidades de sus discípulos (20-26). Y su intención el Reino (21).
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